"Es una idea común que los adolescentes mayores no necesitan dormir tanto como los más jóvenes, pero eso no es verdad, todavía necesitan unas nueve horas de sueño por noche", dijo Gangwisch. Los períodos breves de sueño y la depresión se han vinculado tanto en los adolescentes como en los adultos, indicaron Gangwisch y colegas en su informe, y esa relación podría ser "bidireccional", es decir que dormir mal aumenta el riesgo de depresión y tener depresión dificulta el sueño.
El equipo de Gangwisch observó a un grupo representativo a nivel nacional que incluyó a más de 15.000 estudiantes de séptimo a duodécimo grado encuestados entre 1994 y 1996. El 54 por ciento de los padres señaló que su hijo o hija tenía que irse a la cama a las 10 de la noche o antes durante los días escolares. Otro 21 por ciento indicó que la hora de acostarse de sus hijos era las 11 p.m., mientras que un 25 por ciento dijo que le permitía a los jóvenes irse dormir a la medianoche o más tarde. Más de dos tercios de los adolescentes manifestó que se acostaba cuando debía.
Dado que los padres que eran más estrictos sobre la hora de ir a dormir tendrían otras cualidades que podrían proteger a sus hijos de la depresión, los investigadores consultaron a los participantes cuánto cuidaban sus padres de ellos y tuvieron en cuenta eso en su análisis de la relación entre la duración del sueño y el riesgo de depresión.
No hubo relación entre si un joven tenía una hora estipulada para acostarse y cuánto sentía que sus padres cuidaban de él, pero sí se registró un fuerte vínculo entre la hora de ir a dormir y si ese adolescente sentía que dormía lo suficiente o no. En tanto, los jóvenes con horarios para acostarse a la medianoche o después eran un 24 por ciento más propensos a estar deprimidos y un 20 por ciento más proclives a tener pensamientos suicidas que los adolescentes que tenían que cumplir con la regla de las 10 p.m. o antes.
Los jóvenes que dormían cinco horas por noche o menos eran un 71 por ciento más propensos a estar deprimidos y un 48 por ciento más proclives a tener pensamientos suicidas que sus pares que descansaban al menos ocho horas cada noche.
Los participantes del estudio que dijeron sentir que habitualmente dormían lo suficiente eran un 65 por ciento menos propensos a tener depresión y un 29 por ciento más proclives a presentar pensamientos suicidas, comparado con aquellos que no sentían estar descansando lo adecuado.
"Dormir adecuadamente es realmente importante para nuestra salud mental, así como poder focalizarnos y tener la energía y la motivación suficiente para hacer lo que debemos hacer durante el día", señaló Gangwisch.
"Dormir adecuadamente es realmente importante para nuestra salud mental, así como poder focalizarnos y tener la energía y la motivación suficiente para hacer lo que debemos hacer durante el día", señaló Gangwisch.
Hacer que los adolescentes se acuesten a una hora razonable no es una tarea fácil, agregó el autor, sobre todo por la tentación de quedarse navegando o enviando mensajes por internet hasta entrada la madrugada. No obstante, indicó, pedirles durante algunos días seguidos que se acuesten más temprano convencería a los jóvenes, al ver cuánto mejor se sienten después de dormir lo necesario.
FUENTE:
Revista Sleep, enero del 2010
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